La palabra urucum (“achiote” en español) proviene del tupí-guaraní y significa “rojo”. La palabra achiote es una castellanización del náhuatl achiotl, y significa “semilla brillante”. Desde tiempos prehispánicos, el achiote o urucum ha sido usado por los pueblos originarios como planta medicinal, alimento y pigmento corporal y de diversos artefactos. Los pueblos originarios de Brasil usan el urucum para intensificar el color ya rojizo de sus propios cuerpos, sobre todo en contextos rituales. Cargadas de memoria y tradición, las subsecuentes capas de pigmento impregnan los cuerpos de forma indeleble y se transforman en una especie de segunda piel, embellecida en los rituales de cacería y guerra, de vida y muerte. En México el achiote se ha usado desde tiempos prehispánicos como pigmento corporal y para códices y muros, como medicamento y como alimento. Con él se pintaban las imágenes de Xipe Tótec y Xochipilli, dioses de la fecundidad. Los mayas pintaban los templos de rojo –color relacionado con el sol, el fuego y la sangre–, y pintarse el cuerpo del mismo color establecía una conexión divina. En la actualidad, el achiote continúa en uso en una infinidad de platillos y bebidas en la culinaria latinoamericana.
Un universo de significados y afectos se abre al pensar en los muchos usos del urucum-achiote, que por esa razón se convierte en el fundamento de nuestro proyecto poético-político, que intenta crear puentes entre México y Brasil. Lo que nos mueve es la urgencia de reaccionar ante la espiral de violencia que vivimos en ambos países y en el mundo, sembrando vida en tiempos de muerte.
“Según nuestros análisis”, dijo el Subcomandante Galeano en diciembre de 2016, “estamos ya en medio de una crisis estructural que, en términos coloquiales, significa imperio de la violencia criminal, catástrofes naturales, carestía y desempleo desenfrenados, escasez de servicios básicos, colapso energético, migraciones, hambre, enfermedad, destrucción, muerte, desesperación, angustia, terror, desamparo. En suma: deshumanización. Un crimen está en curso. El más grande, brutal y cruel en la breve historia de la humanidad (…) En términos apocalípticos: es una lucha entre la humanidad y el sistema, entre la vida y la muerte”.
Ante esta lucha entre vida y muerte, y ante la pregunta pertinente de l@s zapatistas –¿Y ustedes, qué?–, nace Urucum Artes Colaborativas.
Con la mirada puesta en nuestros traumas históricos comunes, que se multiplican hoy con violencia inaudita, Urucum Artes Colaborativas recorre caminos ya andados por otras y otros, en constante diálogo entre lo tradicional y lo contemporáneo. Pensamos en la implicación social del arte, en su dimensión colectiva y colaborativa, por medio de exposiciones, encuentros, talleres, diálogos y comparticiones, la formación de redes de solidaridad y cooperación mutua.
La creatividad tiene un papel fundamental en ese caminar. La creación, como los pueblos originarios nos han enseñado, es una experiencia de contacto directo e intuitivo con el movimiento incesante de alteración de las formas en el tiempo, en la agitación de la vida.
La conexión con la poética del artista brasileño Caetano Dias, que usa el urucum en acciones performativas en locales donde ocurrieron traumas históricos, también inspira nuestra propuesta. Con el cuerpo completamente cubierto con la “sangre” de los pueblos originarios de Brasil, Dias embarca en un transe místico, abriendo su campo sensible a una experiencia fuerte que convoca un sentido muy propio del acto de recordar. Entendemos así que reconstruir nuestro pasado histórico traumático –marcado por la imposibilidad inherente de narrarlo– quizás sólo sea posible por medio de acciones artísticas con un carácter ritualista.
Por ahora, nos centramos en la literatura y las artes visuales, en un sentido amplio, que abarca los hibridismos contemporáneos, las fronteras movedizas entre lenguajes y epistemologías otras, las formas propias de lxs de abajo. La particularidad de esta iniciativa radica en las condiciones de creación, la problematización del papel de la creatividad en contextos traumáticos y la experiencia de sus miembros.