“Insurgencias” en la Universidad Federal de Bahía

Hace 12 años, en mayo de 2006, policías del estado de São Paulo asesinaron a casi 600 personas, jóvenes en su mayoría, como venganza contra los ataques perpetrados por el cártel Primeiro Comando da Capital (PCC) los primeros días de ese mes. Una década después, sólo un policía había sido condenado por lo que se considera uno de los mayores crímenes de Estado de Brasil.

El dolor, la rabia y la indignación ante la impunidad dio origen al movimiento Mães de Maio (Madres de Mayo), que en estos años creció no sólo para buscar justicia por sus hijos asesinados en 2006, sino para luchar contra los crímenes de Estado que se perpetúan día a día en Brasil. Madres de jóvenes asesinados o desaparecidos en todo el país se unen al movimiento, encuentran fuerza en la colectividad y en el recuerdo de los ausentes y dignidad en una lucha que no tiene fin.

El 22 de mayo de 2018 presentamos la exposición Insurgencias mexicanas: Poéticas de vida en tiempos de muerte en la Facultad de Educación de la Universidad Federal de Bahía, en la ciudad de Salvador, y una plática/compartición en la que participaron Débora Maria da Silva, una de las fundadoras del movimiento y madre de Rogério Silva dos Santos, asesinado en 2006, y Rute Fiúza, madre de Davi Fiuza, desaparecido por la policía de Salvador desde octubre de 2014.

Así, los feminicidios y desapariciones en México resonaron con la indignación y el dolor por los crímenes cometidos cotidianamente por el Estado brasileño, sobre todo en las periferias y barrios pobres del país. “Yo misma lo vi”, dijo Débora, refiriéndose al Cementerio de Perus, utilizado por la dictadura militar para enterrar personas asesinadas por el Estado, y actualmente usado para enterrar un promedio de 12 personas “no identificadas” todos los días. “Los féretros llevaban los nombres de las personas, pero en la tumba sólo ponen un número”. Así, los familiares jamás se enteran de la muerte de sus seres queridos y se mantienen para siempre con el dolor de no saber qué les sucedió ni poder velarlos. Son 60 mil asesinados cada año en Brasil, explica Débora, pero son 70 mil desaparecidos por año, la inmensa mayoría jóvenes negros de las periferias del país. Son números impensables que, sin embargo, no parecen despertar la indignación internacional y mucho menos la atención del Estado brasileño.

La lucha de las Madres de Mayo en Brasil y la lucha de las mujeres zapatistas y de los colectivos mexicanos que luchan por la memoria y la dignidad se unieron en el auditorio de la Facultad de Educación, en un evento emotivo donde se reflexionó sobre la violencia de un sistema que produce poblaciones consideradas descartables y sobre el potencial de las luchas emancipadoras.

Enseguida, algunas imágenes del encuentro:

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